miércoles, 2 de febrero de 2011

La primera revolución de la globalización

Se podría decir que los acontecimientos que estamos asistiendo en algunos países árabes, es la primera revolución de la globalización. Las anteriores revoluciones, datan de finales de los años 80, tras el desmoronamiento de la antigua Unión Soviética y el fracaso de manera trágica en los sucesos de Tian Anmen en Pekín, en 1989 y en esos años, Internet solo existía a niveles académicos prácticamente.

El uso de las nuevas tecnologías a nivel generalizado, ha fomentado la plena comunicación y la generación de revueltas en diferentes puntos del mundo árabe. Eso, hace unos años, hubiera sido impensable únicamente con la existencia de teléfonos fijos pero la irrupción de nuevos medios de comunicación como los móviles, Internet y las redes sociales, ha generado la posibilidad de organizar manifestaciones sin la censura del gobierno de turno.



Sin duda alguna, el país por su posición geopolítica que más nos preocupa ahora mismo es Egipto, y por diferentes motivos. El lugar estratégico en el que está situado, es de una gran repercusión por el paso donde se encuentra el Canal de Suez y por tanto, paso prácticamente obligado del crudo que va de Oriente Medio a Europa y América.
Ya de todos es conocido la historia del bloqueo que el presidente egipcio Nasser en los años 1956 y 1967 (reabierto en 1975) y que produjo una gran subida del combustible, originando una crisis energética que repercutió negativamente en la economía sumiendo incluso a Estados Unidos en uno de los periodos más nefastos de su historia reciente durante la administración Carter.
Volver a utilizar el Canal de Suez como herramienta de protesta ante Occidente, y tal y como está la economía, podría crear consecuencias muchísimo más peores que las que se comentaron anteriormente.
Y en lo referente a su posición política, Egipto es uno de los pocos países árabes que reconoce al Estado de Israel, tras los acuerdos de Camp Davis de 1978. Esa paz y entendimiento que ha habido entre ambos países, hubiera sido un ejemplo a tomar por los demás países y el crecimiento económico en esos países hubiera sido bastante satisfactorio pero por desgracia, casos de enemistad profunda de Israel con Siria e Irán, han creado allí un auténtico polvorín.
Pienso que estamos asistiendo a los últimos días de Mubarak en el poder. Me recuerda un poco la situación que vivió el rey Faruk, también en Egipto y que tuvo que emigrar.
En el resto de países, pues existen situaciones similares. En Argelia, el gobierno de Abdelaziz BoutteFlika, aunque elegido “democráticamente”, se ha caracterizado por la corrupción a grandes niveles.
Y en Marruecos, la situación es algo complicada. Si hay revueltas, será por unas mejores condiciones económicas y sociales pero esas protestas jamás llegarían a afectar a la monarquía alauita de Mohamed VI. Recordemos que dicho rey es descendiente directo de Mahoma y eso, ya es un factor de peso para el mundo musulmán.
La implantación de la democracia en los países de Oriente Medio (Arabia Saudí, Kuwait, Omán, etc), la considero impensable. Los niveles de vida que allí se viven gracias al oro negro, no representa ningún peligro para que los jeques sigan siendo los Jefes de Estado.
En resumidas cuentas, espero que todas estas revueltas sean sin sangre (algo por desgracia, imposible) y que el paso a la democracia sea un resurgir en esas naciones, sin caer en fundamentalismos innecesarios en el siglo XXI. Si necesitan tomar referencias para realizar una transición con paz y consenso, aquí en España tienen una magnífica referencia con nuestra Transición.

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