viernes, 21 de octubre de 2011

Fin del terror de ETA

Por fin, el 20 de octubre de 2011, llegó el fin de los asesinos de ETA. En su comunicado, en el que no se pidió perdón a las víctimas y “amenaza” a Francia y a España a la negociación, indicaba el fin definitivo de sus actividades.

Es sin duda, un motivo de alegría y un triunfo de la tolerancia, del respeto y de las normas de un Estado democrático y de derecho. El fin de ETA, es un triunfo de toda la sociedad española que, desde el papel que cada uno tiene asumido, ha sabido hacer frente a tal lacra. Desde los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que siempre han estado allí a la Justicia pasando por el conjunto de la población española, que hemos sido testigo de un terror injusto e innecesario.




Ayer, nada más enterarme de la noticia, lo primero que se me vino a la cabeza fueron las 829 víctimas inocentes que se cobrado esta banda terrorista. Personas inocentes de cualquier colectivo, empresarios, jueces, políticos, policías, militares, etc. Es en ello, y en sus familiares donde debemos centrarnos ya que siempre tendrán el dolor de haber perdido un familiar querido y es por ello que todos los etarras que cumplen actualmente prisión, sigan cumpliéndola ya que aquí no ha habido nunca presos políticos, solo asesinos y cómplices de asesinos.

Ahora, sólo queda la disolución oficial de la organización terrorista y la entrega de las armas. También queda el perdón a todas las víctimas, que sería lo idóneo pero sentimientos de estos asesinos, no me espero mucho. Espero que algunos de sus brazos políticos, si se quieren sentir legitimados en la democracia, lo hagan y esto debe ser cuanto antes.

Se abre una nueva etapa para Euskadi, una etapa en la que debe prevalecer la tolerancia y sobretodo concienciar que esa “lucha” de ETA solo ha llevado a este territorio una incomprensión y una huida de esperanza y estabilidad y que ahora, debe volver a recuperar.

En toda esta lucha siento mucha admiración por todos los colectivos que han sido víctimas. Por ejemplo, Policías, Guardias Civiles, Ertzainas y militares, que en su ejercicio profesional por querer tener una sociedad vasca más fueron asesinados. Los alcaldes y concejales, muchas veces de municipios pequeños bastiones de la intolerancia abertzale, que por querer expresar sus ideas y la necesidad de acabar con esta pesadilla fueron también asesinados. Jueces y fiscales, que por impartir justicia fueron injustamente acribillados. Empresarios, que queriendo generar empleo y progreso económico, también lo fueron. En fin, todos los sectores de la sociedad se han visto afectados.

En fin, tengo tantos recuerdos nefastos que ya es algo que deseaba que terminara.

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